Construir deshidratador de alimentos (secadero)

Si en vez de enfriar los alimentos, éstos se calientan para reducir la humedad (secarlos), se logra una conservación que, comparada con la de un refrigerador, es mucho más duradera.
Los grandes enemigos de la conservación de alimentos son las bacterias, que, para sobrevivir y multiplicarse, requieren básicamente dos elementos: calor y humedad. Si se logra interrumpir alguna de esas dos condiciones, se impedirá que las bacterias se desarrollen.
Los campesinos, para evitar que las semillas de la cosecha se pudran y resistan hasta la siguiente siembra, las secan. De la misma manera, en la naturaleza, las frutas que se quedan en los árboles, al exponerse al sol, en poco tiempo se secan, es decir, se conservan y pueden consumirse o si caen a la tierra pueden germinar.
Utilizando estos principios se propone construir un deshidratador solar de cartón (se puede hacer de madera o emplear otro material), donde se puedan secar perfectamente frutas y verduras. Sólo se necesita una caja de cartón con la base interior pintada de negro o cubierta con papel negro. Un pedazo de tela fina que deje pasar el aire (malla de plástico, manta de cielo o tul), y finalmente una bolsa de plástico para envolver el deshidratador o también se puede utilizar un vidrio que deje pasar los rayos del sol y a la vez sirve para cubrir la caja. La tela se coloca sobre la caja y se fija utilizando las cejas de la caja, doblándolas hacia el interior. Hay que procurar restirar bien la tela para que cuando se coloquen las rebanas de fruta o verduras no se hunda. Finalmente se introduce el deshidratador en la bolsa o se cubre con el vidrio.
El calor necesario para deshidratar las frutas o verduras se obtiene por la radiación solar que se capta. Si, además, el fondo de la caja se cubre con un papel negro o se pinta, se aumenta aún más la temperatura, provocando una corriente de aire seco. La superficie transparente (bolsa) permite guardar el calor (principio del invernadero).
La fruta o verdura a deshidratar se lava y se corta en rodajas de unos cuantos milímetros de espesor. Para evitar que las frutas como la manzana se oxiden al ponerse en contacto con el aire, remójelas en una solución de agua con limón. Las frutas o verduras cortadas en rodajas se colocan sobre la malla y deberá tener cuidado en no empalmarlas.

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